Con tu PUEDO y con mi QUIERO VAMOS JUNTOS, compañero.....
- peregrinandoamc
- 3 may 2021
- 3 Min. de lectura
Hace bastante tiempo que el estribillo del poema de Benedetti “Vamos juntos” me tamborilea en la cabeza, con música y todo. Me preguntaba por qué, con esa manía que uno tiene de buscarle el sentido a todas las cosas.
Soy una persona “llena da días”. Dios me añade uno más cada 24 horas que, como dice el salmista, “presto pasan y emprenderemos vuelo”. Repitiendo lo que muchos me dicen, llegar a cumplir estos años más o menos de pie, es un privilegio y una bendición de Dios.
No me dejan decir que soy “vieja” porque existen otros colectivos que me incluyen: adulto mayor, franja de la tercera edad...o cuarta, quizás. Eufemismos, porque me dicen que viejos son los trapos. Además, son términos acordados por los sociólogos y otros científicos que hay que respetar. Y nada de "abuelos", porque no todos tienen nietos, o nos pueden decir: “yo no soy tu abuela”. Esto último es una lástima, porque ABUELA es un bello nombre que incluye cosas bellas. Pero igual me llamo “vieja” a mí misma, porque pienso que hay que revalorizar ese término que yo recuerdo tan cariñoso entre mis padres, mi esposo, mis hijos...
La sociología me considera dentro de los “grupos vulnerables”, como a todos los ancianos. Tengo una larga lista de amigos y conocidos, varones y mujeres nacidos en la primera mitad del siglo XX que no son nada “vulnerables”....y si no, solamente miremos a Francisco, que se planta con el Evangelio en la mano ante el mundo entero. Habría que avisar a dibujantes y fotógrafos que busquen nuevas imágenes para representar a la vejez.
También hay muchos decires sobre la sabia experiencia de los ancianos simbolizada en sus canas: “mientras florece el almendro”, dice el Eclesiástico, se acumula la sabiduría. ¿Es realidad, o es un mito? Me parece que los mitos se construyen a partir de realidades y no podemos desconocer la autoridad y claridad de conceptos que nos regalan nuestros teólogos y obispos “mayores”. Pero veo que para muchos es un mito. Y un mito no es más que eso. Se redactan bellos proyectos “para” los ancianos: grupos de oración, de tejido, talleres, encuentros, misas, catequesis, sin que a nadie se le ocurra trabajar “con” ellos y considerar su mentada sabiduría, que queda relegada a arreglar los floreros, repartir la ropa de Cáritas, rezar el Rosario, sin promover su participación con sus opiniones personales. Ni qué decir si son mujeres.
Pero tenemos una bella noticia: a fines de enero del año 2020, se realizó en Roma un Congreso Internacional sobre la Pastoral de los Adultos Mayores, titulado “La Riqueza de los Años”. Me parece que este encuentro eclesial es el que motivó el impacto de los versos de Benedetti en mí:
Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos, compañero.
Y empecé a soñar con los paulatinos frutos del Congreso:
A lo mejor se proponen talleres de capacitación para agentes de pastoral que acompañen a los viejos, y entiendan sus crisis de pertenencia, de identidad, etc.
Quizás comprendan que la participación genera vida y alegría.
O se recomendará escucharlos, aceptar que cada uno es viejo de forma distinta.
Seguramente comenzará a entenderse nuestra situación de vida como un Signo de los Tiempos, desde los cuales nos habla el Señor, y poco a poco empezarán a PROMOVER al anciano activo, para que ocupe el lugar del cual es digno, RECONOCIENDO su derecho a ser considerado no sólo en declaraciones y papeles, sino en la realidad, como un ser CON UN CORAZÓN QUE PIENSA.
Verán también que el voluntariado tiene en nosotros un tesoro incalculable: el TIEMPO LIBRE.
Y puede ser que vean en el catequista más joven al misionero ideal para estas periferias, porque, como dice el Eclesiástico, 25,3
Si en la juventud no has hecho acopio
¿cómo te encontrarás en la vejez?
Y como el catequista va desgranando la Palabra de Dios en corazones ajenos dejando luces de los propios y como reflejan al Señor en sonrisas, abrazos, miradas y gestos, no sólo una o dos veces a la semana sino todos los días y en todos lados, pienso que “hace acopio” bellamente. Llena sus bolsos de sentido desde su vida de todos los días, así nomás, y mientras desparrama, se hace viejo, o vieja, y feliz.
También me ilusiona pensar que todo podría ayudarnos a hacer de nuestra vejez...
UNA OBRA DE ARTE
Podría seguir compartiendo mis sueños y deseos pero, por ahora, confiaré en mis pastores y sabedores, porque ellos tienen el PUEDO. Los viejos pondremos nuestro QUIERO. Aportaremos nuestra experiencia de vida y soplaremos fuerte para que los huesos secos se reanimen, aunque al fin y al cabo, estoy absolutamente segura que Yahvé cumple todos los días su promesa de ¡¡HACERNOS VIVIR!!
Beatriz Carriego
beacarriego@yahoo.com.ar

Me ha encantado esta reflexión que empecé a leer atraída por los versos de Benedetti a quien admiro. Vamos juntos compañero es un poema de lucha pero da a entender que la unidad es lo que hace posible cualquier imposible. ¡Por ejemplo hacer de la vejez -tan mal vista- una OBRA DE ARTE! Y lo reescribo en mayúsculas como lo hiciste vos, Beatriz para que sea más elevada, grande, excelsa, SUBLIME. Para lograrlo se precisa el acopio de buen material durante el recorrido joven. Hay un dicho que se escucha mucho: 😀se envejece como se ha vivido. Y quien ha caminado en unidad, envejece en unidad contagiándose juventud de otros compañeros de camino. Parece que es tu caso. Agradecida, des…