CATEQUESIS EN LAS PERIFERIAS ¿UN OLVIDO DEL DIRECTORIO PARA LA CATEQUESIS? (DC)
- peregrinandoamc
- 31 ago 2021
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“¿Quieren en verdad honrar el cuerpo de Cristo? No consientan que esté desnudo. No lo honren en el templo con manteles de seda mientras afuera lo dejan pasar frío y desnudez.” (Ap 354)(1)
1. ¿Qué son las periferias?
Desde el inicio de su pontificado, a través de gestos y palabras, Francisco nos convocó a contemplar y a actuar de cara a las periferias. Esta convocatoria, que ya había iniciado mucho tiempo antes el jesuita Jorge Bergoglio, llegó en 2013 al magisterio petrino. “En 2013, la revolucionaria renuncia de Benedicto XVI y la revolucionaria elección de Francisco fueron signos del soplo del Viento de Dios que trajo al Papa del sur. Francisco es un íccono pastoral representativo de la Iglesia encarnada en nuestra región, que ahora, como sucesor del apóstol Pedro, tiene la solicitud por todas las iglesias. La opción preferencial por los pobres es clave en su teología pastoral... El nombre Francisco ya es una respuesta simbólica a tres dramas de la humanidad actual: pobreza, paz, creación”(2)
En su texto “Dios vive en la ciudad”(3) Carlos Galli nos ayuda a distinguir dos formas de periferias en el pensamiento de Francisco: están las periferias territoriales(4), que son las barriadas que se ubican en torno a las grandes ciudades, allí donde la indigencia no deja a las personas simplemente más abajo o marginadas, sino que las convierte en “sobrantes, desechadas”(5). El Padre Jorge Bergoglio conocía bien esas periferias, las recorría, hablaba con la gente, tomaba mate con ellos, celebraba los sacramentos, compartía las preocupaciones de los curas villeros y discutía sobre fútbol si se daba la oportunidad. Al visitar la parroquia Santos Zacarías e Isabel, en una periferia de su nueva diócesis(6), Francisco afirmó que “la realidad se comprende mejor desde las periferias”. Él mira la situación mundial desde los pueblos pobres y los pobres de los pueblos. Para él, las periferias no son sólo lugares privilegiados de la misión sino también horizontes hermenéuticos que facilitan conocer toda la realidad.”(7)
Hay un rasgo valioso en esta hermenéutica contemplativa, que no quiero pasar por alto. El acompañamiento y la asistencia al que sufre a veces es un vínculo unidireccional, que se da cordialmente entre el que da y el que recibe. La fragilidad y la caridad se encuentran. Otras veces, en cambio, el vínculo alcanza la estatura de la reciprocidad. Nadie es tan frágil como para no poder acompañar al otro y nadie es tan fuerte como para no necesitar ser acompañado.
“Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos. Además de participar del sensus fidei, en sus propios dolores conocen al Cristo sufriente. Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por ellos. La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos.” (8)
También están las periferias existenciales que hacen referencia a momentos límites y situaciones críticas: nacer y morir, el niño y el anciano, el sano y el enfermo. (pág.244). Hay muchas otras periferias existenciales: las personas que viven situación de calle, los internos de los hospitales, los encarcelados, los adictos a las drogas y al alcohol, las familias desintegradas que conviven de hecho... (pág. 244). La lista puede ser interminable. Desentrañando el concepto de periferias, el misterio humano preocupa en sus dos dimensiones: la vida y la muerte. Esto vale para un amor, el nacimiento de un hijo, la pérdida del trabajo, una enfermedad...
En la multifacética expresión de las periferias hay, para Francisco, una que es primordial e impostergable: los creyentes abandonados del cuidado pastoral ordinario de la institución eclesial. (pág. 249) Estos creyentes son para el Papa los más pobres entre los pobres: “quiero expresar con dolor que la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual. La inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe. La opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria.”(9)
Es en este número de la Evangelii gaudium donde podemos encontrar una profunda y real fundamentación en nuestro empeño por desentrañar el concepto de catequesis en las periferias y para encontrar los caminos, contenidos, modos y recursos para anunciar con fecundidad y eficacia a Jesús a los más pobres entre los pobres. Hay en la Argentina una experiencia que tiene solamente tres años de vida. Éste es un cauce bien concreto para operativizar esa oportunidad. Se ha conformado en la Junta Nacional de Catequesis un área de Catequesis en las Periferias para acompañar a los catequistas que llevan adelante su ministerio pastoral entre los más pobres.
“Se trata de una experiencia nueva que se encuentra, actualmente, abocada a la formación de catequistas, a la profundización y clarificación del concepto de periferias existenciales y a la compilación de material catequístico existente en el país que requiere ser actualizado, adaptado y sistematizado. Hay aquí, tal vez, una tierra que puede ser fecundamente cultivada. Es ésta una oportunidad única para la catequesis: mostrar el rostro misericordioso de Jesús. Para que tantos umbrales de dolor se hagan consentimiento, invocación, acción de gracias y profesión de fe es preciso un anuncio misericordioso. Dicho de otro modo: es preciso el anuncio y el testimonio de alguien que ayude a reconocer allí una Presencia que bendice, para que las personas puedan decir, como Jacob, “Verdaderamente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía”. (Gén. 28, 16)(10)
(1) “Jorge Mario Bergoglio expresó reiteradamente su pertenencia eclesial, teológica, espiritual, afectiva, cultural y política a América Latina, su “amado continente” (EG 124). En varios escritos hizo una hermenéutica de nuestra cultura con aquellos que “se animaron a pensar América desde América y como latinoamericanos. La V Conferencia de Aparecida es un jalón decisivo en este camino pastoral, en continuidad con las conferencias anteriores de Río de Janeiro, Medellín, Puebla y Santo Domingo (Ap 9, 16) y refleja el acontecimiento religioso, eclesial y evangelizador celebrado en el santuario mariano nacional del Brasil (Ap 1-3, 547). Estas cinco reuniones fijaron líneas comunes de un estilo eclesial y de una praxis pastoral subcontinental. El cardenal Jorge Mario Bergoglio participó de ella y fue el presidente de la Comisión de Redacción del Documento de Aparecida”. (Cfr. Galli, Carlos, Los pobres en la Exhortación Evangelii gaudium. Ponencia en Decir Amén Asociación Civil, San Isidro, 10 de julio de 2015.) (2) Cfr. GALLI, CARLOS en la ponencia ya citada. (3) Dios vive en la ciudad. Hacia una nueva pastoral urbana a la luz de Aparecida, Buenos Aires, Ágape, 2011. (4) “Jorge Mario Bergoglio cultivó su formación y ejerció su ministerio entre los pobres.[3] Como obispo acompañó la vida en las “villas miseria” en las periferias de Buenos Aires, las villas de Cristo.[3] En 2006, cuando era el decano de la Facultad de Teología de Buenos Aires, lo llamé para comentarle que iba a una reunión preparatoria a Aparecida. Aproveché para indagar su opinión sobre el tema: “¿querés que resalte algún punto?” Me respondió: “Cristo y los pobres”. Compartiendo este énfasis y esperando otro acento, le hice la misma pregunta una segunda y una tercera vez. Las tres veces me respondió lo mismo: “Cristo y los pobres”. (Cfr. Galli, Carlos en la ponencia ya citada.) (5) Cfr. Bergoglio, Jorge. Argentina: una mirada general. Intervención del cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ en Aparecida, Brasil, 15 de mayo de 2007, AICA – DOC 659 (2007) 87-92, esp. 92 (6) Roma. (7) Cfr. GALLI, CARLOS en la ponencia ya citada.
(10) Cfr. QUIJANO, JOSÉ LUIS, Algunas de cal y otras de arena. Las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades de la catequesis en la Argentina, Revista De Educación Religiosa, 2, 2021, 139–156. https://doi.org/10.38123/rer.v2i2.109
2. ¿Un olvido del Directorio para la Catequesis? (DC)
Esta pregunta con la cual me animé a subtitular este trabajo puede parecer un atrevimiento temerario. Nada más lejos de mi intención. Permítanme acercarles dos justificaciones:
- En el rastreo del DC completo no hallamos, en ningún momento, la expresión catequesis en las periferias.
- El Hno. Enrique García Ahumada, un verdadero sabio de la catequética, la catequesis y la formación de catequistas a quienes, seguramente, muchos de ustedes conocen, admiran y respetan como yo, escribió hace poco un artículo con este título: “Cuatro omisiones del Directorio para la Catequesis”.(11)
En este artículo, después de valorar el DC como un importante documento pastoral que amplía y actualiza el magisterio eclesial sobre la catequesis, el Hno. García Ahumada señala que, en su elaboración, no se consultó a las Conferencias Episcopales y en este faltante sitúa la razón de las cuatro omisiones. En este trabajo sólo voy a remitirme a la última de las omisiones señaladas en su artículo puesto que hace referencia al tema que nos ocupa en esta presentación.
Su artículo se centra en los números 60 y 390 del DC, afirmando que allí se admite que el Kerigma tiene un contenido ineludiblemente social y que se diserta teóricamente sobre el contenido social de la catequesis. Contrapone esto con el Documento de Aparecida “que se compromete a llevar a cabo una catequesis social incisiva, porque ‘la vida cristiana no se expresa solamente en las virtudes personales, sino también en las virtudes sociales y políticas’. En América Latina hay una larga trayectoria de afrontar situaciones sociales graves con multitudinaria catequesis social.”(12)
(11) Cfr. GARCÍA AHUMADA, ENRIQUE, Cuatro omisiones del Directorio para la catequesis, Revista De Educación Religiosa, 2, 54–64. https://doi.org/10.38123/rer.v2i2.99
(12) Cfr. GARCÍA AHUMADA, ENRIQUE, punto 4, artículo ya citado.
3. Una breve mirada a la catequesis social latinoamericana
Para abrevar en esta larga trayectoria latinoamericana les propongo partir de los documentos emanados de las sucesivas Conferencias del Episcopado Latinoamericano, centrándonos en Medellín y en Aparecida. “Hace 50 años la catequesis, como toda la pastoral que emergió de Medellín, colocó preferentemente el acento sobre la dimensión evangélica del servicio al hermano…”(13). Ante una mirada rápida o descuidada podemos pensar que el acento en Aparecida está puesto en otros aspectos: la experiencia viva de Jesucristo, el discipulado, la misión de anunciar a Jesús…
Una mirada más atenta nos hace descubrir que Aparecida señala, también, que la situación social lleva muchas veces a una crisis en el sentido de la vida y a situaciones humanas de gran inseguridad y angustia existencial. “Aparecida hace revivir algunos grandes postulados de Medellín que estaban sobre cenizas y amenazaban ser olvidados. Sin embargo, tal rescate de Medellín no se encuentra en los textos que hablan de iniciación cristiana y de catequesis, al menos explícitamente”(14).
El tercer documento catequético(15) del CELAM, La alegría de iniciar discípulos misioneros en el cambio de época (AIDM), en cambio, es muy explícito en ese rescate. La catequesis al servicio de la Iniciación a la Vida Cristiana implica desarrollar la dimensión social y comunitaria de la catequesis. “Iniciar al encuentro con Jesús, que se manifiesta en el pobre y en la comunidad…La iniciación a la vida en comunidad se complementa con la iniciación al descubrimiento de Dios presente en los pobres, en las periferias humanas y urbanas y en los nuevos ámbitos socio - culturales. La comunidad acompaña al catequizando en el ejercicio de las virtudes evangélicas, sociales y políticas…”(16) (AIDM 72) En este mismo sentido podemos releer, entre otros, los números 80, 87, 93 y 96 del AIDM.
Medellín, por su lado, no se ocupa sólo de lo eminentemente social, sino que propone una catequesis evangelizadora que no presupone en sus interlocutores la fe sino que impulsa una “evangelización de los bautizados”. Recomienda cambios en la preparación a la confirmación de adolescentes y jóvenes y “nuevas formas de catecumenado en la catequesis de adultos.”(17)
En América Latina observamos, entonces, la propuesta de una fecunda sinergia como cauce de crecimiento para una catequesis al servicio de la Iniciación a la Vida Cristiana, en una Iglesia en salida y pobre para los pobres. La dimensión antropológica y social de la catequesis de Medellín va unida a su dimensión evangelizadora y la dimensión misionera e iniciática de Aparecida y del AIDM implican, también, su carácter socio – transformador.
(13) Cfr. ALVES DE LIMA, LUIZ, Itinerario de la catequesis de Medellín a Aparecida, 2016. (14) Cfr. ALVES DE LIMA, LUIZ, texto ya citado. (15) Los dos anteriores fueron Líneas comunes de orientación para la catequesis (1986) y La catequesis en América Latina. Orientaciones comunes a la luz del Directorio General para la Catequesis (1999). (16) Cfr. AIDM N° 72. (17) Cfr. DM N° 17.
4. Un rastreo a lo largo del Directorio para la Catequesis
Según lo que ya fuimos viendo en los apartados anteriores, sabemos ya que no encontraremos en el Directorio la expresión literal catequesis en las periferias ni el arraigo en una catequesis incisivamente social con la potencia liberadora y transformadora que nos ha ofrecido el magisterio catequético latinoamericano. Los invito, entonces, a rastrear, en definitiva, qué dice sobre el tema en cuestión y les propongo hacerlo con dos propósitos futuros, uno de ellos más cercano y realizable: comprender qué es y cómo se vive una fecunda catequesis en las periferias. El otro propósito es más ambicioso, a largo plazo y su realización está fuera de nuestra decisión, quedando ella en manos de los organismos nacionales(18). Se trata de escribir colaborativamente un Directorio Nacional que recoja la tradición latinoamericana y la plasme en el renovado espíritu de conversión que el cambio de época le pide hoy a la catequesis. Va a continuación una apretada síntesis de cada uno de los números que abordan esta temática.
- Nº 60: La eficacia de la catequesis es visible no sólo a través del anuncio directo de la Pascua del Señor, sino también mostrando cuál es la nueva visión de la vida, del hombre, de la justicia, de la vida social, del cosmos entero que surge de la fe, incluso a través de la realización de signos concretos. Por eso, la presentación de la luz con la que el Evangelio ilumina a la sociedad no es un segundo momento cronológicamente distinto del anuncio mismo de la fe. La catequesis es un anuncio de la fe, el cual afecta necesariamente, aunque sea en germen, todas las dimensiones de la vida humana.
- Nº 84: La tarea catequística de educar para la vida buena del Evangelio implica la formación cristiana de la conciencia moral, con el fin de que en cada circunstancia el creyente pueda ponerse a la escucha de la voluntad del Padre para discernir, bajo la guía del Espíritu y en consonancia con la ley de Cristo (Cf. Gál 6,2), el mal que hay que evitar y el bien que hay que hacer, realizándolo a través de una caridad activa.
- Nº 146: Como todos los cristianos, aún más los catequistas “vivan en muy estrecha unión con los demás hombres de su tiempo, y esfuércense en penetrar su manera de pensar y sentir, cuya expresión es la cultura” (GS 62). Este conocimiento llega a través de la experiencia y de la continua reflexión sobre ella, pero también gracias a la preciosa contribución de las ciencias humanas, a la luz de los principios de la doctrina social de la Iglesia.
- Nº 173: El anuncio del Reino de Dios incluye un mensaje de liberación y promoción humana, íntimamente relacionado con el cuidado y la responsabilidad hacia la creación. La salvación dada por el Señor y anunciada por la Iglesia, concierne a todas las cuestiones de la vida social. Por lo tanto, es necesario tener en cuenta la complejidad del mundo contemporáneo y la conexión íntima existente entre la cultura, la política, la economía, el trabajo, el medio ambiente, la calidad de vida, la pobreza, los conflictos sociales, las guerras...
- Nº 175: ... La catequesis siempre debe transmitir la belleza del Evangelio que ha resonado en los labios de Jesús para todos: pobres, sencillos, pecadores, publicanos y prostitutas, que se han sentido acogidos, comprendidos y ayudados, invitados y servidos por el mismo Señor...
- Nº 233 a 235: Aquí hay una detallada descripción de las periferias existenciales en las que se encuentran sumidas algunas de las nuevas configuraciones familiares... Con cuidado, respeto y preocupación pastoral, la Iglesia quiere acompañar a los hijos marcados por el amor herido, que se encuentran en una condición más frágil, devolviéndoles su confianza y esperanza. Con el enfoque de la pedagogía divina, la Iglesia mira con amor a quienes participan en su vida de modo imperfecto: pide para ellos la gracia de la conversión... Además del acompañamiento espiritual personal, los catequistas han de encontrar formas y maneras de fomentar la participación de estos hermanos también en la catequesis: en grupos específicos formados por personas que comparten la misma experiencia conyugal o familiar; o en otros grupos de familias o adultos que ya existan. De esta manera es posible evitar aislamientos o discriminación y despertar el deseo de aceptar y responder al amor de Dios.
- Nº 266 hasta el Nº 268 el DC abarca situaciones que pueden incluirse en el concepto de periferias existenciales: ancianos, personas con discapacidad, migrantes, emigrantes, marginados...
- Nº 335: Los catequistas que trabajan entre los pueblos indígenas tendrán cuidado de:
...manifestar de entrada que van movidos por la fe, no por motivos políticos o económicos, expresando cercanía sobre todo a los enfermos, a los más pobres y a los niños;
comprometerse en aprender la lengua, los ritos, los usos indígenas, mostrando siempre gran respeto por ellos;
participar en los ritos y celebraciones, sabiendo intervenir en el momento oportuno para proponer algunas modificaciones, si fuere necesario, especialmente si existe el riesgo de un sincretismo religioso...
- Nº 385 hasta el Nº 388: El DC se refiere explícitamente a la opción por los pobres. La opción o amor preferencial por los pobres es una forma especial de primado de la caridad, que toca la vida de cada cristiano... Esta opción tiene como fundamento el amor de Dios por los desamparados, desheredados, abandonados, viudas, huérfanos, enfermos, como narra continuamente la Sagrada Escritura...Los pobres son bienaventurados (Cf. Lc 6,20-21), enseñando así que servir y acoger a toda persona en situación de pobreza significa reconocer presente al mismo Jesús... Para los discípulos de Cristo, la pobreza es ante todo una vocación a seguir a Jesús pobre, una actitud del corazón que impide pensar en las realidades contingentes como objetivos de vida y condiciones para la felicidad. También la Iglesia está llamada a vivir la pobreza como abandono total en Dios, sin confiar en los medios mundanos.
- Nº 389 hasta el Nº 393: El DC aborda específicamente el tema de la catequesis y el compromiso social... Una auténtica fe — que nunca es cómoda e individualista— siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra. Es parte integrante del camino de profundización de la fe la maduración de una visión social y política atenta a la eliminación de las injusticias, a la construcción de la paz y a la salvaguardia de lo creado, a la promoción de varias formas de solidaridad y de subsidiaridad... La catequesis, con la ayuda de la doctrina social de la Iglesia, y adaptando las propuestas a la condición de los sujetos, despliega una mirada evangélica sobre la realidad, y los hace conscientes de la existencia de estructuras de pecado, que tienen un impacto negativo sobre el ambiente y sobre el tejido social...
A través de las organizaciones laicales, de ambiente, o de otras formas de compromiso pastoral, es necesario ofrecer una catequesis que apoye la adhesión vital a la persona de Cristo, la capacidad de discernimiento evangélico en las situaciones complejas, la disponibilidad al diálogo con todos, y una rectitud moral que evite la disociación entre fe y vida, entre pertenencia eclesial y compromiso con el mundo...
En su servicio de educación a la fe, la catequesis propone la doctrina social de la Iglesia como punto de referencia para una formación cristiana capaz de motivar la evangelización de las realidades temporales, y más directamente las del trabajo. Tal atención, propia de los itinerarios formativos de las asociaciones laicales de trabajadores y de la acción pastoral en dichos ambientes, está también presente en los caminos ordinarios de la catequesis con niños, jóvenes y adultos: ello contribuye, de hecho, a una formación orgánica de la personalidad del creyente...
(18) Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y otros organismos y expertos a quien ella considere pertinente convocar.
5. Un final abierto
Es tiempo ya de responder la pregunta que sirvió de subtítulo para este trabajo: ¿se olvidó el Directorio para la Catequesis de la Catequesis en las Periferias? Hay referencias múltiples a la pobreza, a la opción por los pobres, al contenido social de la catequesis, al aporte de la doctrina social de la Iglesia, a la catequesis y el compromiso social e, incluso, a los rasgos de una catequesis con personas que experimentan aquello que, en el pensamiento de Francisco, son periferias existenciales. Queda claro que la omisión existe, pero no el olvido. Omisión por intelectualización o por insuficiente densidad. Hay abundantes indicios latinoamericanos en el DC(19). Esto es innegable y, si bien, no fueron consultadas directamente las Conferencias Episcopales, es cierto que hubo muchos consultados y múltiples redacciones para ganar en fidelidad al contenido a transmitir.
Todo esto está claramente expresado en la Introducción del DC. “El Directorio para la Catequesis es un instrumento perfectible. No tiene pretensiones de plenitud, porque por su naturaleza está destinado a las Iglesias particulares, de modo que se motiven y sean apoyadas para redactar sus propios Directorios. La composición del presente Directorio ha involucrado a diversos expertos como expresión de la universalidad de la Iglesia. Además, en sus fases de redacción ha sido sometido al juicio de varios obispos, presbíteros y catequistas. Hombres y mujeres han sido integrados en este difícil trabajo que deseamos pueda ser un válido aporte al momento actual...”
Un instrumento perfectible que fue inspirado en un pensamiento que llegó del fin del mundo:“De nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad”(20) Un Documento inspirado que quiere inspirarnos a nosotros, argentinos y latinoamericanos, a profundizar en ese concepto tan nuestro: las periferias, los barrios populares y esos inmensos y dolorosos bolsones de pobreza que angustian desde hace tantos años a nuestra Región.
Paradójicamente un catequeta europeo,(21) sin emplear la expresión catequesis en las periferias y, probablemente sin conocerla y sin haberla empleado nunca, nos dice: “Primero la caridad, después la catequesis.”(22). “La Iglesia se ha declarado casi la sirvienta de la humanidad (...) Toda su riqueza doctrinal sólo busca una cosa: servir al hombre(23)“. Esta diaconía es un modo de habitar amorosamente el mundo en nombre de la gracia de Dios manifestada en Jesucristo, gratuitamente, sin otro objetivo que el ejercicio humanizador y vivificante de la caridad...Después la koinonía que es la vida fraterna entre los mismos cristianos y a continuación, el anuncio del Evangelio que se inserta en la caridad como diaconía y koinonía. Sin esta caridad, la palabra es vana. ‘Si no tengo amor, vengo a ser como címbalo que retiñe’ (1Co13 1). Lo que vemos es la caridad; lo que escuchamos es el anuncio que dice el misterio de ese amor y lo revela. Por eso, el anuncio evangélico en un acto suplementario de caridad que ofrece al otro lo mejor que podemos darle.”(24)
(19) Así lo expresaron la Hna. María Irene Nesi y el Pbro. José Luis Quijano (miembros del equipo redactor del AIDM del CELAM) en el taller Rastreando indicios latinoamericanos en un documento universal, Ánfora web, 2020. (20) Cfr. EG 186. (21) André Foisson, del Instituto Lumen Vitae de Bélgica. (22) Cfr. FOSSION, ANDRÉ durante su ponencia/observación de los otros expositores en el Congreso organizado por el Equipo Europeo de Catequesis en Lisboa, Portugal, 2008. (23) Pablo VI, Discurso de clausura del Concilio Vaticano II, 7 de diciembre de 1965 (24) Cfr. FOSSION, ANDRÉ durante su ponencia por teleconferencia durante el III Seminario Nacional de Catequesis (III SENAC) organizado por el ISCA en el Colegio Máximo de San Miguel, 2014.
Ana María Cincunegui

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