CATEQUESIS DE LAS PERIFERIAS, UN VIEJO CONCEPTO QUE SE RE SIGNIFICA CON LOS TIEMPOS
- peregrinandoamc
- 13 oct 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 22 jun 2022
Por Andrea Zannol
Cuando pensamos y comenzamos a reflexionar sobre la catequesis en las periferias, rápidamente tenemos la posibilidad de transpolar esta realidad a 500 años atrás, cuando llegaron las primeras órdenes religiosas a América: franciscanos, dominicos, agustinos y otras, para finalmente arribar los jesuitas en el año 1600.
Estás órdenes comprendieron desde su llegada lo que significaba evangelizar las periferias. En aquel momento, las periferias eran las comunidades autóctonas que no tenían lugar en los centros urbanos en crecimiento.
En ellas, pudieron ver a Jesús Resucitado, pudieron "tocarlo" a través de la vida de estás familias locales, pudieron entender el porqué de su vocación.
¿En qué consistía la catequesis de las periferias en aquellos tiempos?
El modelo más extendido finalmente fue el propuesto por los jesuitas.
Si cerramos los ojos, podremos ver las edificaciones ubicadas de manera circular. Todo se implanta alrededor de una gran plaza. La plaza es el encuentro social de los habitantes de esa comunidad.
La Iglesia era el edificio más importante, que como todas las edificaciones miraba hacia la plaza.
Luego, acompañando al templo, estaban las casas de los misioneros y las casas de las familias. Hombres, mujeres y niños, junto a los misioneros, se encontraban en ese gran espacio. Se podría entender como el Ágora de la antigua Grecia.
En el modelo económico se aprovechaban los recursos del lugar, como bien sabían hacerlo desde siempre las comunidades locales.
Estás comunidades en las periferias, construían todos los recursos. Los feligreses cuando entraban al templo reconocían los bancos que habían construido, los instrumentos musicales para la misa, el altar, todo había sido hecho por sus manos.
Es así, que estás comunidades en crecimiento, vivían en una corresponsabilidad con las otras comunidades autóctonas cercanas; permitiéndoles crecer uniformemente y apoyándose unas a la otras.
Por otro lado, el modelo social de las misiones, respetaba la organización natural de las comunidades.
Se consideraban los rangos que ya estaban instituidos.
Las decisiones políticas se seguían tomando de la misma manera; un Jefe comunal junto a su Consejo se encargaban de ello.
Los misioneros, que tenían su propia organización, respetaban este modelo y se sumaron al Consejo como una voz más; logrando con el tiempo, que los jefes de las comunidades autóctonas respetaran la voz de los misioneros y los miraran como iguales.
La educación estaba basada en la enseñanza de la doctrina, pero léase catequesis propiamente dicha, sumada a la formación para la producción de los recursos necesarios para la subsistencia.
Es importante destacar qué se produjo un sincretismo religioso qué los misioneros supieron asumir como parte de su enseñanza. No venían a anular la cultura, sino a asumirla, darle luz a esa fe.
Solo ver la inteligencia de esta comunión de culturas en este sincretismo religioso, dónde no había lugar a la contraposición o sumisión, sino al origen de una nueva creación.
¿Porque todo este relato acerca de lo acontecido en los siglos XVI al XVIII?
Porque estas misiones 500 años después siguen enseñando, son son simiente de la catequesis en las periferias.
Porque estos misioneros se dejaron enseñar y entendían que la riqueza estaba en esos hombres y mujeres, reflejo de Dios en la tierra, que le dieron sentido a su vocación.
Porque esas comunidades que se encontraban en los virreinatos del Perú y Río de la Plata, siguen mostrando hoy, cuál es la actitud, cuáles son los gestos, cuáles son los criterios que mueven esta catequesis.
Porque como aquellos misioneros, necesitamos tener una mirada nueva, necesitamos tener la valentía de la conversión permanente, necesitamos salir de nuestro confort y comprender que las periferias físicas o existenciales las creamos nosotros mismos.
Fuimos los hombres y mujeres los que movimos a otros a las periferias y nos desviamos del Gran Proyecto.
Se hace necesario volver al Camino, la Verdad y la Vida para lograr "el gran objetivo", donde no hablemos más de periferias o centro, sino de "Reino".
Quizás, se pueda comprender, porque el Papa Francisco, jesuita de corazón, es el impulsor de la catequesis en las periferias en estos tiempos.

Ahora en este milenio de la digitalizacion nuestras periferias son espirituales porque encontrarse con alguien es un click pero consigo mismo es un reto. Besos!
Una reflexión que diría "sumamente estimulante". Memoria y re-significación requieren NUEVA MIRADA. Gracias, Andrea. Y me gustaría compartir una reflexión personal...algún día Beatriz Carriego
Una reflexión que diría "sumamente estimulante". Memoria y re-significación requieren NUEVA MIRADA. Gracias, Andrea. Y me gustaría compartir una reflexión personal...algún día Beatriz Carriego