top of page

LA CATEQUESIS FAMILIAR COMO REINICIACIÓN CRISTIANA. UN CAMINO DE LO "SOCIAL” A LO “COMUNITARIO”

  • Foto del escritor: peregrinandoamc
    peregrinandoamc
  • 25 oct 2021
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 22 jun 2022

Un encuentro difícil


Muchos de los padres, que recorren hoy procesos de Catequesis Familiar, no han sido iniciados en la fe. O, por alguna razón, a pesar de haberlo sido, han hecho otras opciones que los han mantenido en una fe infantil y olvidada.



Se acercan a una comunidad eclesial y piden para sus hijos la Primera Comunión. Inmediatamente se desencadena un sistema de atención a su pedido. La Iglesia pone en marcha, a través de sus agentes catequísticos, un proceso comúnmente diseñado para los que tienen fe. Se produce, entonces, la gran dicotomía entre lo que la familia pide y lo que la Iglesia se dispone a darle.


ü La familia tiene un propósito social y la Iglesia le ofrece la inserción comunitaria.

ü La familia llega pidiendo un sacramento y la Iglesia quiere ayudarlos a crecer en la fe.

ü La familia se resigna a hacer, durante un tiempo, aquello que se le pide y la Iglesia se propone frutos de conversión y de incorporación a Cristo y a la comunidad.

ü La familia no tiene fe o tiene una fe pequeña y adormecida y la Iglesia supone una fe creciente.


En estas condiciones se inicia el camino. Así comienza el diálogo entre la familia y la Iglesia. Caminan por el mismo territorio, pero tienen mapas muy distintos… y se hace difícil el encuentro.



Volver a empezar


Volver a empezar supone preguntarse, sincera y agudamente, acerca de la fe de esos padres que integran nuestros grupos de Catequesis Familiar. Acercarse a ellos, no desde los supuestos o deseos; sino desde la verdad. Caminar con ellos, como Jesús con los discípulos de Emaús, para que antes de que anochezca su fe, lo reconozcan finalmente al partir con ellos el Pan.


“Una ambigüedad aqueja a la Catequesis Familiar: la familia es el primer lugar de iniciación cuando lleva vida cristiana; pero cuando no vive la fe, aunque sus miembros hayan sido bautizados, es destinataria de evangelización”.[1]


He aquí la clave. Estos adultos que piden la Primera Comunión para sus hijos son destinatarios de evangelización. Con ellos habrá que reiniciar el camino. Sin suponer su fe, habrá que anunciar a Jesús como novedad que suscita una respuesta libre de fe.


Volver a empezar el camino implica dar pasos, reconociendo que un proceso de Catequesis Familiar es, fundamentalmente, una Catequesis con adultos que se inician o que se reinician en la fe. Por lo tanto, han de distinguirla las mismas etapas[2] que caracterizan al proceso catecumenal:


  • Personalización: Busca preparar a la persona y al grupo para la adecuada acogida de la Palabra de Dios, suscitando la pregunta religiosa y propiciando experiencias de encuentro con el Misterio.

  • Propuesta del seguimiento de Jesús: Se realiza el anuncio de Jesús y su Evangelio, como buena noticia que salva al hombre y como invitación a aceptarlo y a seguirlo. La Iglesia reza por ellos y les entrega los Evangelios como señal de que ya son oyentes de la Palabra.

  • Iniciación integral o catecumenado: Es el paso fundamental de este proceso. Aquí se realiza la principal estructuración de la identidad cristiana. Busca la adhesión consciente y definitiva a Cristo; la conversión de la vida a los valores evangélicos; la experiencia de la salvación de Dios y la introducción en el Misterio Pascual de Cristo, por la plena participación en los Sacramentos; la integración efectiva en la comunidad cristiana y la comunión con la Iglesia; el compromiso en las tareas de edificación de la Iglesia y de la evangelización del mundo. Si aún no se han recibido los Sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, éste es el momento adecuado para hacerlo. Si se trata de un camino de reiniciación, se puede subrayar la centralidad de esta etapa con la entrega del Símbolo.

  • Identificación eclesial e integración comunitaria: Se profundiza en el Misterio de la Comunidad Cristiana y en el significado de los Sacramentos. Se favorece y acompaña un discernimiento vocacional encaminado a descubrir el carisma, ministerio, servicio al cual Dios ha llamado a cada uno. Finalmente, la comunidad envía a los iniciados o reiniciados que se constituyen en testigos de Jesús.


Probablemente los procesos de Catequesis Familiar que conocemos no recorren las etapas anteriores o lo hacen sólo parcialmente. Tal vez se mantienen algunas formas exteriores, como la entrega de la Palabra o la del Símbolo; pero se ha olvidado o no se tiene en cuenta la naturaleza, la finalidad y el valor gradual de cada paso.


De lo social a lo comunitario


Romper la dicotomía inicial, compartir el mismo mapa, favorecer el encuentro…Todo esto implica reconocer a la familia tal cual es y darles la posibilidad de crecer en la fe a partir del lugar en el cual su fe está. Sin falsos supuestos que desvirtúan los procesos.


Detrás de la búsqueda social de los padres que piden la Primera Comunión para sus hijos se esconde una búsqueda religiosa. Sólo que ella queda, a veces, sofocada por una propuesta inadecuada.


La Catequesis Familiar está llamada ser ocasión privilegiada para…


  • Hacer consciente y explícita la pregunta religiosa que anida en el corazón de todo hombre y de toda mujer.

  • Anunciar a Jesús como novedad que convoca a una nueva vida y que suscita la respuesta libre de la fe.

  • Renacer a la fe, reencontrarse con la fe, volver a decir que sí a la propuesta de Jesús.

  • Convertirse a los valores del Evangelio.

  • Recibir, por primera vez, los Sacramentos. O volver a recibirlos, después de mucho tiempo. Hacerlos significativos en la vida de las personas, reconociendo en ellos verdaderos signos del amor de Dios. Celebrar la fiesta de los Sacramentos en la comunidad.

  • Descubrir en la comunidad cristiana el don de la comunión con Jesús, Amigo y Señor, y con los hermanos.

  • Hacer la experiencia de la fraternidad y del servicio.

  • Saberse llamado, elegido y provisto de dones para responder a ese llamado.

  • Dejarse enviar por la comunidad para ser testigos de Jesús.


Favoreciendo el paso de lo social a lo comunitario, la Catequesis Familiar, en el seno de la comunidad cristiana, constituye un ámbito privilegiado para la iniciación o reiniciación cristiana de los padres.


Comunidad “iniciadora” y fecunda, capaz de proponer y suscitar la fe. Comunidad que asume su condición profética en todo lo que dice, vive y celebra. Se reconoce llamada por Dios al anuncio de un estilo nuevo de vida, capaz de motivar, enamorar y contagiar, haciendo optar por la misma fe, el mismo bautismo, la misma Palabra y el mismo Pan compartidos en esa comunidad.


Ana María Cincunegui

[1] GARCÍA AHUMADA, Teología de la Catequesis Familiar de Iniciación Eucarística, «Catecheticum» 3 (2000), 48. [2] En la denominación de las etapas del proceso catecumenal seguimos al Pbro. Iván Darío Giraldo. “La iniciación cristiana y el proceso catecumenal”. Ponencia durante el Seminario – Taller Regional “La Catequesis como proceso permanente de maduración en la fe”. DECAT – CELAM, mayo de 1998. Podríamos también seguir las etapas del RICA (Ritual para la Iniciación Cristiana de Adultos). Por favor, detengámonos en la similitud que proponemos, desde esta reflexión en ambos procesos. Según el Directorio para la Catequesis de 2020, estamos ante un cuasi - catecumenado: "adultos que, aunque bautizados, no están debidamente formados o no han completado la iniciación cristiana y pueden ser llamados cuasi catecúmenos; adultos bautizados que, aunque no viven habitualmente su fe, todavía buscan contacto con la comunión eclesial en ciertos momentos particulares de la vida..." (Cfr. DC Nº 258)

 
 
 

Comments


  • White Facebook Icon
  • White Instagram Icon

© 2020 by Fla.

Proudly created with Wix.com

Thanks for submitting!

Branding_Peregrinando_ConDecirAmen.png
bottom of page